La leyenda del Cavall Verd de la Vall de Laguar La leyenda del Cavall Verd de la Vall de Laguar
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15 de octubre de 2023 - 08:00

El Cavall Verd es uno de los grandes símbolos de Marina Alta. Un paraje de gran relevancia histórica que entraña inconfundibles narraciones de lo que allí sucedió en 1609. Su majestuosa silueta ha sido protagonista de relatos que no hacen más que ilustrar la vida y sufrimiento de los pobladores moriscos de la comarca antes de su expulsión por orden de Felipe III.

De la historia que nos precede retenemos en nuestra realidad reminiscencias de ese pasado que cuentan los orígenes del suelo que pisamos cada día. El Cavall Verd es uno de esos recordatorios sobre el que recaen leyendas dignas de no ser olvidadas.

Como forma de dar explicación a su curioso nombre, a lo largo del tiempo se han ido narrando esas historias que nos llegan hoy. Son cuentos, algunos fantásticos, que adornan y llenan de misterio la cruda realidad. Y sí, la de la represión y el éxodo de los moriscos valencianos, fue muy cruda.

La obra pictórica que el mismo rey mandó crear para narrar el hecho se guarda en la actualidad como uno de los documentos más importantes que recoge la resistencia de los moriscos replegados en la Vall de Laguar. Concretamente en el Castillo de Pop, cuya ubicación el cuadro la sitúa en la cima del Cavall Verd. Rebelión de los moriscos en la Sierra de Laguar, de Jerónimo Espinosa, cuenta la cronología de hechos que se sucedieron hasta expulsar a los contrarios de las tierras de la Marina Alta y las comarcas cercanas que los habían visto crecer desde siglos atrás.

La imponente montaña fue el refugio de quienes se negaron a abandonar su vida y su casa ante la orden de partir desde los puertos de Dénia y Xàbia hasta el de Orán. Familias enteras se replegaron allí defendiéndose por el camino con lo que podían tener. El cuadro atestigua que su líder era Millini, un molinero de profesión, quien dirigió a 17.000 personas que querían escapar del ejército de Agustín Mejía.

El ejército se estableció en el Pla de Petracos, en Benigembla, Murla y Orba, como forma de rodear la Vall de Laguar y su montaña, donde se desató la revuelta. Acordonaron el lugar para que los que luchaban por su hogar no tuvieran escapatoria. Finalmente, bajaron rendidas del Cavall Verd 11.000 de estas personas, por lo que las que murieron allí fueron demasiadas.

Las leyendas del Cavall Verd

Pero, ¿por qué en el Cavall Verd? Puede que la respuesta más obvia sea que la cima constituía el refugio perfecto para los rebeldes. Protegida por el resto de montañas y con la visibilidad suficiente para comunicarse con otros lugares del interior alicantino. Aunque las mencionadas leyendas que rodean el nombre del Cavall Verd cuentan otra cosa.

Todas ellas giran en torno al mismo argumento. Los moriscos esperaban que su salvación llegara en forma de un caballo verde que los protegería de los ejércitos cristianos. Una de estas leyendas afirma que entre los moriscos replegados en el Cavall Verd se encontraba Ezme, sanadora del pueblo y mujer del caudillo Millini, quien recuperó de la memoria colectiva una vieja profecía.

Su relato aseguró a los moriscos de la comarca que un fantástico caballo verde salvaría el pueblo en los tiempos difíciles que se avecinaban. La sanadora encontró esa imagen liberadora en la silueta de la montaña de la Vall de Laguar, que recuerda a una silla de montar entre los dos picos con un gran lomo verde de la sierra en medio.

Otra de las vertientes de la leyenda cuenta que la sierra hundida entre los picos se debía a que hacía siglos, en una batalla contra el ejército de Jaume I, un poderoso guerrero llamado Alfatami cayó en ese punto junto a su caballo de color verde. Allí quedaron ambos enterrados, hasta resucitar para defender a sus descendientes de las tropas cristianas cuando estas volvieran a invadir la Vall de Laguar. En este caso, en la revuelta por la expulsión.

Sea cual sea el origen que le da nombre, aquello que no se puede negar es la infame batalla y matanza de miles de antepasados que habían habitado nuestra comarca siglos atrás. Un pueblo del que desprenden numerosos lugares, técnicas y nombres que hoy en día constituyen la identidad de la Marina Alta.

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